Desoyendo el consejo de amigos sobre la importancia de la corrección política en tiempos electorales, me siento frente al teclado para darles forma a algunos interrogantes sobre la carrera del Súper TC 2000 que en pocas horas comenzará en el circuito callejero de la ciudad de Santa Fe. Las inquietudes del periodista (siempre presentes) se combinan con la voluntad de contribuir, desde una mirada crítica, al desarrollo de un espectáculo deportivo valorado por muchos santafesinos.
En primer lugar, aparece la necesidad de adecuar la Ordenanza 9.139, que regula los espectáculos públicos en la ciudad, para contemplar las particularidades de este tipo de eventos En la actualidad, la organización de estas carreras se apoya en un contrato anual firmado entre la Municipalidad de Santa Fe y la empresa Automóviles Deportivos 2000 SA, donde quedan plasmadas las obligaciones que cada una de las partes.
Este acuerdo luego es refrendado por el intendente de la ciudad mediante un decreto, y si bien los contratos de los años 2012 y 2013, aún no son de acceso público, de los documentos firmados para las competencias anteriores se pueden inferir las bases del entendimiento entre la empresa de Pablo Peón y el gobierno local.
Por ello, en algún momento será necesario debatir la razonabilidad de las condiciones particulares acordadas para la realización del evento. Máxime si consideramos, que la negociación se llevó adelante por fuera del marco legal que rige para los espectáculos públicos de la ciudad y sin la intervención del Concejo Municipal. Esto no le quita legitimidad ni legalidad a lo actuado, pero marca la existencia de un vacío que los poderes públicos de la ciudad deberían llenar.
Volviendo a lo real existente, según el Decreto DMM 1047 del año 2011, el “objeto” del contrato es la realización del espectáculo deportivo y de las obras de infraestructura y servicios necesarios para la competencia automovilística. En este esquema de negocio, la Municipalidad abonó a la empresa $1.103.612 en concepto de organización y presentación del evento deportivo; y asumió el compromiso de solventar los gastos derivados de energía eléctrica y agua potable dentro del circuito.
Como contrapartida, la empresa tuvo que abonar una suma similar a la Municipalidad ($1.103.612) por los trabajos de traslado, colocación y retiro de los muretes de hormigón armado; y provisión de mano de obra calificada para la colocación de artefactos de iluminación y tendido eléctrico. Además, los organizadores entregaron 200 entradas para Boxes y 1600 entradas generales, que podían ser utilizadas como cortesía o vendidas en las cajas municipales
A esto se debe agregar, que la municipalidad podía explotar el estacionamiento y comercializar publicidad dentro del circuito hasta la suma de $360.000, siempre que se trate de auspiciantes locales.
Las obras en el puerto
Para la carrera de 2013 se venía promocionando como atractivo adicional la extensión del trazado por las calles internas del Puerto de Santa Fe. Con ese objetivo, la municipalidad y el Ente Portuario firmaron un convenio en febrero de este año para la realización de las obras necesarias.
Los trabajos implicaron una “adecuación” del proyecto de obras viales programado por el EAPSF, por valor de $1.500.000, que serán afrontados por la municipalidad de Santa Fe en tres cuotas iguales y consecutivas, en los meses de agosto, septiembre y octubre del corriente, según se desprende del Decreto DMM 1767.
Ahora que el ingreso al puerto fue vedado por la Comisión Deportiva Automovilística del Automóvil Club Argentino, es lógico preguntarse si la empresa organizadora de las carreras automovilísticas no debería compensar a la municipalidad por el gasto realizado.
En palabras del intendente José Corral, “las tareas que se hicieron para que el Súper TC 2000 entre al Puerto fueron realizadas de acuerdo a las indicaciones que hace ya un año la propia gente de la CDA nos dio”. (El Litoral – 26/08/13)
A la hora de hacer el balance del evento, esta cuenta se debería considerar.
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