El intendente de Santa Fe se ha revelado como un destacado discípulo del dogma libertario de Javier Milei. Sobre todo en materia de obras públicas donde los recursos destinados a este rubro se han reducido a un mínimo histórico.
Esto contrasta con la evidencia de las últimas décadas, donde el cambio climático y las lluvias intensas han puesto de relieve la fragilidad de las ciudades de Argentina.
Santa Fe lo padeció en 2003 y 2007, y la reconstrucción tras las catástrofes significó una verdadera refundación de la ciudad, con recursos económicos, tecnológicos, científicos y políticos aportados por la propia Municipalidad, Provincia y Nación.
Ahora, la inundación de Bahía Blanca vuelve a poner en el debate la responsabilidad y el rol del Estado, y el riesgo concreto que implica para la vida y los bienes de las personas el seguidismo acrítico de las políticas de ajuste y eliminación de la obra pública que vocifera Javier Milei.
Juan Pablo Poletti transita su segundo año de mandato con decisiones políticas peligrosas para los santafesinos. A contramano de las necesidades de los barrios de la ciudad, y desconociendo nuestra historia reciente, su gestión redujo a un mínimo histórico los recursos para obra pública.
En 2025 la obra pública representa apenas el 3,65% del presupuesto municipal (8.421 millones), contra el 7,72% de 2023, el 6,6% de 2018, y el 7,4% de 2011, solo por dar algunos ejemplos de referencia.
El motor económico, urbano, social y laboral que significa la obra pública, literalmente, desapareció de la ciudad de Santa Fe.
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