domingo, 15 de junio de 2025

Necesitamos otras prioridades para la obra pública municipal

 


En dieciocho meses de gestión el intendente Juan Pablo Poletti orientó los escasos recursos municipales destinados a obra pública hacia los sectores consolidados de la ciudad. Abandonó los proyectos de urbanización de barrios populares y la construcción de nuevas calles con cordón cuneta o asfaltadas. Sus realizaciones más publicitadas se concentran en la zona de bulevares. Para evitar el costo político de este sesgo elitista el oficialismo local elude el debate público sobre los problemas reales de Santa Fe.


La gestión del intendente Juan Pablo Poletti tiene muy poco para mostrar en materia de obras públicas. En su arranque, aceptó sin protestas el corte del financiamiento del gobierno nacional, lo que significó, la paralización de proyectos de gran impacto social orientados a la urbanización de barrios populares. En este contexto, desde el gobierno de la provincia le armaron un paquete de obras sin debate ni consulta con el Concejo Municipal, lo que, lejos de compensar la retirada de Nación acentuó el cambio de eje de la inversión pública desplazando las prioridades hacia las zonas consolidadas de la ciudad.

El sesgo elitista del plan de obras públicas de la gestión municipal se comprueba observando el listado de los proyectos financiados con recursos propios. Allí aparecen licitaciones para el puente del Parque Garay, pasarelas en la Ruta 168, el Centro de Monitoreo en un espacio pensado para la educación y la formación laboral, el plan de bacheo, la calzada de la Terminal de Ómnibus, obras en el Molino Marconetti, mantenimiento de Colastiné Norte, canteros y calzadas de Boulevard Gálvez, y en la previa de las elecciones 100 cuadras de ripio para el norte de la ciudad.

La más reciente inauguración de la gestión Poletti nos brinda un ejemplo claro que refuerza la necesidad de definir otras prioridades para la obra pública municipal. 

Con una inversión de 130 millones de pesos, la municipalidad de Santa Fe construyó el denominado “Paseo de la Cordialidad”, ubicado entre Bulevar Pellegrini, 25 de Mayo, Cándido Pujato y San Martín, en un predio perteneciente a una vieja traza ferroviaria cedido por la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE). 

El nuevo predio cuenta con veredas, juegos, iluminación y mobiliario para descanso; además, se construirán baños, e instalaciones sanitarias y eléctricas, necesarias para el funcionamiento de los carribares que se habilitarán en el sector.

Todo bien si se trata de mejorar el perfil gastronómico de la Recoleta santafesina, pero si existiera la posibilidad de establecer otras prioridades para la inversión municipal seguramente se impondría otros proyectos. 

Por ejemplo, durante la tormenta del pasado 6 de mayo la municipalidad recibió 78 reclamos por calles anegadas, la mayoría originados en el oeste, norte noroeste de la ciudad donde gran parte de las calzadas son de tierra. 

En una ciudad donde el 60 por ciento de las calles son de suelo natural, el escurrimiento de los excedentes de lluvia se realiza por las cunetas hacia los desagües de mayor porte. Si estos conductos no tienen mantenimiento dejan de cumplir su función hídrica y el agua se acumula sobre las calles, y eventualmente, ingresa a las viviendas. 

Por ello, el buen funcionamiento del sistema de drenaje depende de las bombas, los reservorios, los desagües, las bocas de tormenta, los cruces entubados y las cunetas.

En este contexto, vale señalar que los 130 millones de pesos destinados al paseo gastronómico en la Recoleta permitirían realizar el mantenimiento de 1.200 cuadras de cunetas (a valores de convenio de Iniciativa Comunitaria) o 290 cuadras, si se toman como referencia los precios del mercado de la construcción.

En tiempo de recortes presupuestarios necesitamos generar las condiciones políticas e institucionales que nos permitan definir otras prioridades para la inversión en obra pública en la ciudad de Santa Fe.


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