Publicado en revista "El Sector" - Julio 2018.
En dialogo con El Sector, Rubinzal advierte que "en función al esquema de política económica que se implementó, y en función a lo que está en el memorándum con el FMI, se viene a mediano plazo un semestre terrible. Creo que va a haber una disminución de la actividad bastante importante y eso obviamente se va a trasladar al empleo. También creo que va a haber un salto en la desocupación y sobre todo un salto importante en la pobreza, porque los ingresos no se recomponen a igual medida que el salto inflacionario".
En este sentido, el director del CEDE-BH, anticipa que "estamos dando una proyección anual de inflación del 32,5 por ciento con salarios, obviamente, recomponiéndose a un valor mucho más bajo que eso. Esto va a depender de muchas cosas porque por ahora la moneda "está en el aire", y yo creo que si logran controlar el dólar en estos valores, los salarios van a perder entre un 6 y 7 por ciento en este año. Todo dependerá de las distintas actividades, no todas cierran con los mismos valores de recomposición", explicó.
Otro de los aspectos sobre el que llama la atención el economista santafesino, es el problema de la insustentabilidad social y política del modelo Cambiemos que pregona el ajuste fiscal y el achicamiento del Estado mientras crece la cantidad de personas y sectores económicos afectados por las medidas del gobierno nacional.
"Si vemos los términos del acuerdo con el FMI, básicamente hay dos puntos que impactan de manera directa en las provincias, por un lado, el recorte de obra pública que en algunas jurisdicciones se va a sentir mucho en materia de empleo, y por otro lado, cuando se plantea la cuestión de las metas de reducción del déficit fiscal, uno de los puntos que se plantean tocar son la transferencia de dinero a las provincias".
Por este motivo, señala Rubinzal, "las provincias van a recibir menos plata, tendrán menos empleo, y además con el esquema de política económica recesivo, van a tener menor recaudación propia porque el principal componente tributario provincial son Ingresos Brutos, que está ligado al nivel de actividad. Esto de manera directa, y de manera indirecta también van a recibir menos recursos por el tema de la coparticipación federal, porque la estructura tributaria nacional está ligada a un impuesto al consumo, como es el IVA que también está en función a la actividad".
El otro componente del ajuste que puede complicar la relación Nación - Provincia, y generar consecuencias importantes en cada territorio es el traspaso de responsabilidades hacia los gobiernos locales. "Me parece que se viene un escenario muy complicado al cual se va a adicionar, a mi criterio, el intento de traspasar funciones a los estados provinciales. Concretamente, las metas de reducción del déficit fiscal son muy ambiciosas y tengo la impresión de que el estado nacional va a dejar de financiar cosas que financiaba, como por ejemplo el fondo de incentivo docente. Así como eso, otras cosas, sabemos que en Santa Fe se dejó de enviar plata para la construcción de hospitales y demás. Me parece que ese tipo de cosas las vamos a ver con mayor intensidad y eso va a presionar las financias provinciales y va a ser muy dificultoso que las provincias se hagan responsables de las posibles demandas sociales que puedan llegar a surgir", afirmó Rubinzal.
El ajuste visto desde Santa Fe
A principios de julio, once ministros de economía provinciales, entre ellos los de Entre Ríos y Santa Fe, se reunieron en Buenos Aires para analizar el impacto del ajuste nacional en sus jurisdicciones y diseñar una estrategia para enfrentar el debate por el Presupuesto Nacional 2019, donde el gobierno de Mauricio Macri, espera concretar el recorte de las transferencias que reciben las provincias para hábitat, salud y educación.
La reiteración de los ciclos económicos en nuestro país viene dejando huellas imborrables en todas las generaciones de argentinos. Las experiencias de bonanzas y quebrantos sin solución de continuidad aparecen en todos los rincones de nuestro territorio y se clavan en la memoria con alguna palabra o frase que cada tanto resuenan como presagio.
Fue así como en el final de este otoño, la reaparición del Fondo Monetario Internacional como auditor de última instancia de la economía nacional, trajo como eco del pasado el discurso pronunciado por Álvaro Alsogaray, el 29 de junio de 1959, cuando era ministro de Economía del Gobierno del presidente Arturo Frondizi. "Hay que pasar el invierno” dijo por cadena nacional, quien luego sería fundador de la UCD y mentor de las políticas neoliberales en Argentina.
En aquel momento, Alsogaray anunciaba un plan de ajuste acordado con el FMI utilizando la metáfora del invierno y la excusa de la herencia recibida. "Muchos años de desatino y errores nos han conducido a una situación muy crítica […] Las medidas en curso permiten que podamos hoy lanzar una nueva fórmula: Hay que pasar el invierno”. Con esa frase, el ministro de Frondizi inauguraba la saga de promesas incumplidas de un futuro de bienestar luego del inevitable ajuste de la economía.
Pasó más de medio siglo de aquel premonitorio "hay que pasar el invierno" y los argentinos nos enfrentamos nuevamente a las políticas de "shock" que intentan de un solo golpe alterar los principales precios relativos de la economía: tipo de cambio, servicios públicos y salarios.
Como históricamente ha sucedido, cambiar los precios relativos de la economía significa modificar la distribución del ingreso, generando inmensas transferencias de recursos entre sectores económicos y clases sociales. En términos del modelo Cambiemos, los que cobran en pesos y dependen del mercado interno pierden frente a los que cobran en dólares en el campo, la minería, la energía y las finanzas.
Un semestre de malo a terrible
Frente al escenario del invierno que transitamos, el economista Diego Rubinzal - director del Centro de Estudios para el Desarrollo Económico Benjamín Hopenhayn - sostiene en su informe de coyuntura de junio de 2018: "El acuerdo con el FMI desnuda la fragilidad del modelo. Apelar a este prestamista de última instancia no es otra cosa que utilizar la “bala de plata” para ganar algo de tiempo. Este convenio sería el decimonoveno crédito stand-by solicitado por el país en sesenta años. El primero fue durante el gobierno de Eugenio Aramburu en diciembre de 1958. El último en 2003 durante la presidencia de Eduardo Duhalde. La suscripción del acuerdo convertiría a la Argentina en el mayor deudor del FMI. En la actualidad, el préstamo más importante es el de Ucrania por 17.000 millones de dólares. ¿Qué reclamará el organismo internacional para ir desembolsando los fondos? Más ajuste fiscal, apertura comercial, reforma jubilatoria y flexibilización laboral".
Fue así como en el final de este otoño, la reaparición del Fondo Monetario Internacional como auditor de última instancia de la economía nacional, trajo como eco del pasado el discurso pronunciado por Álvaro Alsogaray, el 29 de junio de 1959, cuando era ministro de Economía del Gobierno del presidente Arturo Frondizi. "Hay que pasar el invierno” dijo por cadena nacional, quien luego sería fundador de la UCD y mentor de las políticas neoliberales en Argentina.
En aquel momento, Alsogaray anunciaba un plan de ajuste acordado con el FMI utilizando la metáfora del invierno y la excusa de la herencia recibida. "Muchos años de desatino y errores nos han conducido a una situación muy crítica […] Las medidas en curso permiten que podamos hoy lanzar una nueva fórmula: Hay que pasar el invierno”. Con esa frase, el ministro de Frondizi inauguraba la saga de promesas incumplidas de un futuro de bienestar luego del inevitable ajuste de la economía.
Pasó más de medio siglo de aquel premonitorio "hay que pasar el invierno" y los argentinos nos enfrentamos nuevamente a las políticas de "shock" que intentan de un solo golpe alterar los principales precios relativos de la economía: tipo de cambio, servicios públicos y salarios.
Como históricamente ha sucedido, cambiar los precios relativos de la economía significa modificar la distribución del ingreso, generando inmensas transferencias de recursos entre sectores económicos y clases sociales. En términos del modelo Cambiemos, los que cobran en pesos y dependen del mercado interno pierden frente a los que cobran en dólares en el campo, la minería, la energía y las finanzas.
Un semestre de malo a terrible
Frente al escenario del invierno que transitamos, el economista Diego Rubinzal - director del Centro de Estudios para el Desarrollo Económico Benjamín Hopenhayn - sostiene en su informe de coyuntura de junio de 2018: "El acuerdo con el FMI desnuda la fragilidad del modelo. Apelar a este prestamista de última instancia no es otra cosa que utilizar la “bala de plata” para ganar algo de tiempo. Este convenio sería el decimonoveno crédito stand-by solicitado por el país en sesenta años. El primero fue durante el gobierno de Eugenio Aramburu en diciembre de 1958. El último en 2003 durante la presidencia de Eduardo Duhalde. La suscripción del acuerdo convertiría a la Argentina en el mayor deudor del FMI. En la actualidad, el préstamo más importante es el de Ucrania por 17.000 millones de dólares. ¿Qué reclamará el organismo internacional para ir desembolsando los fondos? Más ajuste fiscal, apertura comercial, reforma jubilatoria y flexibilización laboral".
En dialogo con El Sector, Rubinzal advierte que "en función al esquema de política económica que se implementó, y en función a lo que está en el memorándum con el FMI, se viene a mediano plazo un semestre terrible. Creo que va a haber una disminución de la actividad bastante importante y eso obviamente se va a trasladar al empleo. También creo que va a haber un salto en la desocupación y sobre todo un salto importante en la pobreza, porque los ingresos no se recomponen a igual medida que el salto inflacionario".
En este sentido, el director del CEDE-BH, anticipa que "estamos dando una proyección anual de inflación del 32,5 por ciento con salarios, obviamente, recomponiéndose a un valor mucho más bajo que eso. Esto va a depender de muchas cosas porque por ahora la moneda "está en el aire", y yo creo que si logran controlar el dólar en estos valores, los salarios van a perder entre un 6 y 7 por ciento en este año. Todo dependerá de las distintas actividades, no todas cierran con los mismos valores de recomposición", explicó.
Otro de los aspectos sobre el que llama la atención el economista santafesino, es el problema de la insustentabilidad social y política del modelo Cambiemos que pregona el ajuste fiscal y el achicamiento del Estado mientras crece la cantidad de personas y sectores económicos afectados por las medidas del gobierno nacional.
"Si vemos los términos del acuerdo con el FMI, básicamente hay dos puntos que impactan de manera directa en las provincias, por un lado, el recorte de obra pública que en algunas jurisdicciones se va a sentir mucho en materia de empleo, y por otro lado, cuando se plantea la cuestión de las metas de reducción del déficit fiscal, uno de los puntos que se plantean tocar son la transferencia de dinero a las provincias".
Por este motivo, señala Rubinzal, "las provincias van a recibir menos plata, tendrán menos empleo, y además con el esquema de política económica recesivo, van a tener menor recaudación propia porque el principal componente tributario provincial son Ingresos Brutos, que está ligado al nivel de actividad. Esto de manera directa, y de manera indirecta también van a recibir menos recursos por el tema de la coparticipación federal, porque la estructura tributaria nacional está ligada a un impuesto al consumo, como es el IVA que también está en función a la actividad".
El otro componente del ajuste que puede complicar la relación Nación - Provincia, y generar consecuencias importantes en cada territorio es el traspaso de responsabilidades hacia los gobiernos locales. "Me parece que se viene un escenario muy complicado al cual se va a adicionar, a mi criterio, el intento de traspasar funciones a los estados provinciales. Concretamente, las metas de reducción del déficit fiscal son muy ambiciosas y tengo la impresión de que el estado nacional va a dejar de financiar cosas que financiaba, como por ejemplo el fondo de incentivo docente. Así como eso, otras cosas, sabemos que en Santa Fe se dejó de enviar plata para la construcción de hospitales y demás. Me parece que ese tipo de cosas las vamos a ver con mayor intensidad y eso va a presionar las financias provinciales y va a ser muy dificultoso que las provincias se hagan responsables de las posibles demandas sociales que puedan llegar a surgir", afirmó Rubinzal.
El ajuste visto desde Santa Fe
A principios de julio, once ministros de economía provinciales, entre ellos los de Entre Ríos y Santa Fe, se reunieron en Buenos Aires para analizar el impacto del ajuste nacional en sus jurisdicciones y diseñar una estrategia para enfrentar el debate por el Presupuesto Nacional 2019, donde el gobierno de Mauricio Macri, espera concretar el recorte de las transferencias que reciben las provincias para hábitat, salud y educación.
Al respecto, consultado por El Sector, el ministro de Economía de Santa Fe, Gonzalo Saglione, sostuvo: "Lo que nosotros planteamos es que las provincias somos las que hemos hecho el mayor esfuerzo fiscal a partir de reducciones tributarias. En el presente año 2018 la evolución de la recaudación de IVA a nivel nacional y de ingresos brutos del consolidado de provincias, claramente, se pone de manifiesto que la recaudación de IVA subió mucho más que la de ingresos brutos. Lo cual está marcando, con bases disponibles muy similares, que las provincias somos las que hemos absorbido el mayor esfuerzo de reducción de la carga tributaria como consecuencia del consenso fiscal".
"Cuando se firmó el consenso, en 2017, las proyecciones eran un crecimiento 3,5 por ciento para este año y otro tanto para el 2019. Y se proyectaba un tipo de cambio en 19,30 pesos, con ausencia de volatilidad y se proyectaba que no iba a haber modificación alguna en las transferencias corrientes o de capital que el gobierno nacional realiza a favor de las provincias. Como todas estas variables se han ido modificando en estos escasos meses, desde noviembre del 2017 para acá, lo que decimos es que no es deseable que se sostengan íntegramente en su actualidad los compromisos asumidos en aquella oportunidad porque estamos, las provincias, frente a un escenario fiscal mucho más complejo que aquel que habíamos supuesto en 2017", explico Saglione.
"No es decisión de las provincias que el país haya atravesado esta volatilidad económica, no es decisión de las provincias que el país en lugar de crecer esté estancado. Esto no es fruto de las decisiones políticas de los gobiernos provinciales sino que es fruto un marco macroeconómico definido por las autoridades nacionales", remarcó el ministro.
Saglione además, advierte sobre las consecuencias que las decisiones de política económica del gobierno nacional tendrán sobre la economía real de la provincia de Santa Fe. "Lo que hoy todos tenemos certeza es que con un tipo de cambio que se posiciona mucho más alto de lo que teníamos a inicios del año, es de esperar un fuerte traslado a precios, es decir, un proceso inflacionario mucho más contundente que el proyectado de 15 por ciento. Por este lado tenemos un primer impacto no menor en Argentina que tiene que ver con la disminución en la capacidad de consumo de la mayor parte de la población. Es decir, a mayor inflación hay una mayor pérdida de poder adquisitivo y en definitiva eso va a impactar negativamente sobre el consumo, que es uno de los grandes agregados de la economía nacional".
Para el ministro, Santa Fe no sentirá el impacto del ajuste en materia de obra pública, porque "la inversión nacional en este rubro ejecutada en territorio santafesino es muy baja, no tengo los datos de junio, pero en los primeros 5 meses del año estaba entregando el 15 por ciento de lo que tenía previsto para este 2018. Estamos en una quinta parte del presupuesto casi a mitad de año, por lo que, ya se viene observando un ajuste fuerte en la obra pública nacional."
Sin embargo, reconoce la preocupación por "el impacto que va a tener esta situación sobre la actividad económica, ya que eso como nos pega en los componentes del presupuesto. En materia de recursos, el ingreso de la recaudación, ya sea la propia o la que viene de la coparticipación automática del gobierno nacional, está vinculada al nivel de actividad económica y a un escenario donde la actividad no crece, evidentemente, la recaudación tampoco crece más allá del crecimiento nominal por la inflación."
Todo esto, en un escenario recesivo o de mayores dificultades económicas que multiplica la necesidad de presencia estatal acompañando los sectores que están en situaciones vulnerables. "Es necesario reforzar partidas para el ministerio de Desarrollo Social, ministerio de Educación, específicamente en lo que refiere a asistencia alimentaria en comedores escolares. Para el ministerio de Salud también porque crece la población que es atendida en los efectores públicos de salud como consecuencia de la falta de empleo y obra social", señaló el funcionario.
De cara a la discusión del Presupuesto Nacional 2019, donde se definirán ganadores y perdedores del ajuste pactado con el FMI, el ministro de Economía de Santa Fe sostiene, que al momento de discutir el déficit fiscal "debemos darnos al debate de cómo se llega a ese número, no solo mirando los componentes de gasto, sino también que el tratamiento sea equitativo para las diferentes jurisdicciones y que se priorice la atención de lo social."
"La recesión es tremenda"
Alejnro Taborda es vicepresidente de la Federació Industrial de Santa Fe. Y con datos frescos sobre su escritorio, no puedo ocultar el malestar que impera en su sector, donde cerraron 261 empresas industriales desde 2015 con una perdida de 3.293 puestos de trabajo.
"Cuando se firmó el consenso, en 2017, las proyecciones eran un crecimiento 3,5 por ciento para este año y otro tanto para el 2019. Y se proyectaba un tipo de cambio en 19,30 pesos, con ausencia de volatilidad y se proyectaba que no iba a haber modificación alguna en las transferencias corrientes o de capital que el gobierno nacional realiza a favor de las provincias. Como todas estas variables se han ido modificando en estos escasos meses, desde noviembre del 2017 para acá, lo que decimos es que no es deseable que se sostengan íntegramente en su actualidad los compromisos asumidos en aquella oportunidad porque estamos, las provincias, frente a un escenario fiscal mucho más complejo que aquel que habíamos supuesto en 2017", explico Saglione.
"No es decisión de las provincias que el país haya atravesado esta volatilidad económica, no es decisión de las provincias que el país en lugar de crecer esté estancado. Esto no es fruto de las decisiones políticas de los gobiernos provinciales sino que es fruto un marco macroeconómico definido por las autoridades nacionales", remarcó el ministro.
Saglione además, advierte sobre las consecuencias que las decisiones de política económica del gobierno nacional tendrán sobre la economía real de la provincia de Santa Fe. "Lo que hoy todos tenemos certeza es que con un tipo de cambio que se posiciona mucho más alto de lo que teníamos a inicios del año, es de esperar un fuerte traslado a precios, es decir, un proceso inflacionario mucho más contundente que el proyectado de 15 por ciento. Por este lado tenemos un primer impacto no menor en Argentina que tiene que ver con la disminución en la capacidad de consumo de la mayor parte de la población. Es decir, a mayor inflación hay una mayor pérdida de poder adquisitivo y en definitiva eso va a impactar negativamente sobre el consumo, que es uno de los grandes agregados de la economía nacional".
Para el ministro, Santa Fe no sentirá el impacto del ajuste en materia de obra pública, porque "la inversión nacional en este rubro ejecutada en territorio santafesino es muy baja, no tengo los datos de junio, pero en los primeros 5 meses del año estaba entregando el 15 por ciento de lo que tenía previsto para este 2018. Estamos en una quinta parte del presupuesto casi a mitad de año, por lo que, ya se viene observando un ajuste fuerte en la obra pública nacional."
Sin embargo, reconoce la preocupación por "el impacto que va a tener esta situación sobre la actividad económica, ya que eso como nos pega en los componentes del presupuesto. En materia de recursos, el ingreso de la recaudación, ya sea la propia o la que viene de la coparticipación automática del gobierno nacional, está vinculada al nivel de actividad económica y a un escenario donde la actividad no crece, evidentemente, la recaudación tampoco crece más allá del crecimiento nominal por la inflación."
Todo esto, en un escenario recesivo o de mayores dificultades económicas que multiplica la necesidad de presencia estatal acompañando los sectores que están en situaciones vulnerables. "Es necesario reforzar partidas para el ministerio de Desarrollo Social, ministerio de Educación, específicamente en lo que refiere a asistencia alimentaria en comedores escolares. Para el ministerio de Salud también porque crece la población que es atendida en los efectores públicos de salud como consecuencia de la falta de empleo y obra social", señaló el funcionario.
De cara a la discusión del Presupuesto Nacional 2019, donde se definirán ganadores y perdedores del ajuste pactado con el FMI, el ministro de Economía de Santa Fe sostiene, que al momento de discutir el déficit fiscal "debemos darnos al debate de cómo se llega a ese número, no solo mirando los componentes de gasto, sino también que el tratamiento sea equitativo para las diferentes jurisdicciones y que se priorice la atención de lo social."
"La recesión es tremenda"
Alejnro Taborda es vicepresidente de la Federació Industrial de Santa Fe. Y con datos frescos sobre su escritorio, no puedo ocultar el malestar que impera en su sector, donde cerraron 261 empresas industriales desde 2015 con una perdida de 3.293 puestos de trabajo.
El dirigente empresario advierte que "todo el aparato productivo nacional está muy complicado, porque absolutamente todas las variables que necesita una pyme, una fabrica o cualquier sector productivo, en su conjunto, están en una situación desesperante. Para vender se necesita una demanda, la cual está totalmente retraída por la inflación, por el incremento de tarifas, por el incremento del dólar, y por la ausencia de créditos".
Y agrega que, "todos los costos se han desmadrado, tanto los combustibles, como los costos de materia prima que está en dólares, como el incremento constante de salarios y la presión tributaria".
"Ha desaparecido la asistencia financiera a las pymes, por la propia concepción de los bancos, los cuales, como no tienen ninguna obligación de atender a las empresas se dedican a especular con la bicicleta financiera o bien dar créditos en los cuales cobran una tasa de interés exorbitante", apunta.
El panorama que describe es duro y contraste con el edulcorado discurso presidencial.
Y agrega que, "todos los costos se han desmadrado, tanto los combustibles, como los costos de materia prima que está en dólares, como el incremento constante de salarios y la presión tributaria".
"Ha desaparecido la asistencia financiera a las pymes, por la propia concepción de los bancos, los cuales, como no tienen ninguna obligación de atender a las empresas se dedican a especular con la bicicleta financiera o bien dar créditos en los cuales cobran una tasa de interés exorbitante", apunta.
El panorama que describe es duro y contraste con el edulcorado discurso presidencial.
"La recesión ya es tremenda, en la última encuesta que tuvimos en la Fisfe, se está hablando de una utilización de la capacidad instalada del 55 al 60 por ciento según el sector. Por eso, el crecimiento que se vio en 2017 fue siempre midiendo con el 2016, que fue un año malísimo. Nunca hubo recuperación ni crecimiento, porque lejos estábamos de recuperar la actividad que tuvimos en 2015", señala.
Dea cara al futuro inmediato advierate que "si esto no cambia con medidas drásticas para prevenir la crisis, nosotros vemos un horizonte por demás oscuro , porque el gobierno no reacciona. Si este estatus quo se mantiene no vamos a pasar el invierno, se viene un año entero complicado por conflictos laborales, sociales y nadie parece tomar nota de que esto es un problema muy serio. Estamos hablando de tasas de interés de 70 y 80 por ciento como si fuera normal, la moneda se devaluó más del 50 por ciento en tres meses y está hablando de que vamos por el buen camino, que estamos bien, es una locura total", concluye.
Dea cara al futuro inmediato advierate que "si esto no cambia con medidas drásticas para prevenir la crisis, nosotros vemos un horizonte por demás oscuro , porque el gobierno no reacciona. Si este estatus quo se mantiene no vamos a pasar el invierno, se viene un año entero complicado por conflictos laborales, sociales y nadie parece tomar nota de que esto es un problema muy serio. Estamos hablando de tasas de interés de 70 y 80 por ciento como si fuera normal, la moneda se devaluó más del 50 por ciento en tres meses y está hablando de que vamos por el buen camino, que estamos bien, es una locura total", concluye.
Pablo Bosch - Julio de 2018
Para revista "El Sector"
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